La normativa sobre los perros considerados como potencialmente peligrosos necesita de una revisión y de un endurecimiento jurídico que se adapte a la realidad. Algunos países como Canadá o Francia ya han tomado medidas drásticas,
incluyendo la prohibición de los pitbulls, la raza más
peligrosa por excelencia. A veces nos cruzamos con algunos de estos ejemplares cuyos dueños también deberían llevar un bozal en la boca. Aunque muchos expertos han llegado a la conclusión de que es el entorno social el que hace al perro potencialmente peligroso, es evidente que las heridas que provocan estos animales pueden causar la muerte de una persona, y por tanto es un tema complejo que en nuestra opinión merece una reforma de ley mucho más restrictiva.
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